Conseguir tus objetivos

La semana pasada vivimos la mágica noche de San Juan. Me encanta observar como la playa se llena de hogueras que iluminan la arena y arden en ellas todo lo que nos gustaría apartar de nuestra vida o nuestro pasado.

Normalmente además de hacer “limpieza”, también nos planteamos emprender nuevos proyectos o retos personales, igual que hacemos en otras ocasiones del año como en Nochevieja o en nuestro cumpleaños.

La intención de cambio es un buen punto de partida, el problema es que a menudo se queda únicamente en eso y conforme va pasando el tiempo no avanzamos para conseguir nuestros objetivos. Nos estancamos en nuestra “zona de confort” es decir aquello en lo que nos sentimos cómodos porque lo conocemos, sea algo que nos guste o no.

Una parte importante de nuestra autoestima viene determinada por el balance entre nuestros éxitos y fracasos. En concreto, lograr lo que deseamos y ver satisfechas nuestras necesidades proporciona emociones positivas e incrementa la confianza en nosotros.

Trata de que esta vez sea diferente y emprende el camino para conseguir ese objetivo que te has planteado. La forma de conseguir lo que quieres es soñar con lo que deseas, ponerle fecha de caducidad a ese sueño y trabajar para alcanzarlo.

 

Primer paso: Plantéate una meta clara.

Está probado que visualizar lo que deseamos nos ayuda a enfocarnos en ello, pero es aún mejor cuando además de visualizarlo, le pones emociones. ¿Cómo te sentirás cuando hayas conseguido lo que quieres? Involucra los sentimientos y practica esto diariamente con tus metas. Disfruta del proceso en el que estás trabajando para realizar tu objetivo. No es necesario que llegues para que seas feliz, sino ser feliz a lo largo del camino.

La meta que nos propongamos ha de reunir una serie de requisitos. Debe ser:

– SINCERA, algo que realmente queramos hacer o deseemos alcanzar.

– PERSONAL, no algo que venga impuesto por alguien desde fuera.

– REALISTA, que veamos que es posible conseguir en un plazo relativamente corto de tiempo

– DIVISIBLE, que podamos determinar los pasos o cosas que hemos de hacer para conseguirla.

– POSITIVA, plantéate y escribe lo que realmente quieres conseguir, no aquello que tratas de evitar.

 

Segundo paso: Establece las tareas que debes realizar para lograrla.

Una vez que has concretado la meta que deseas alcanzar, piensa en lo que tendrías que hacer para conseguirla. No todo se consigue en un día; para conseguir mejorar en cualquier aspecto que te propongas has de hacer pequeños esfuerzos. Cuando pretendemos cumplir un objetivo de golpe nos desgastamos, nuestra motivación se deteriora y es probable que aplacemos dicho objetivo indefinidamente. Mejor divídelo en pequeñas tareas 

 

Tercer paso: Organiza las tareas en el orden y fecha en que tendrías que realizarlas.

Si se intenta llevar a cabo todas las tareas al mismo tiempo, es muy probable que no se consiga nada. Para lograr una meta es muy interesante que se ordenen las tareas que se deben realizar y se establezca un plan de trabajo.

 

Cuarto paso: Ponlas en marcha y evalúa tus logros.

En cuanto tengas escrita y bien definida tu meta y la hayas dividido en pequeñas tareas alcanzables cada día, define cuál va a ser la primera acción y llévala a cabo ¡ahora! Reconoce cada día tus logros y prémiate por ellos. Y ante todo recuerda la frase: Si es importante para ti encontrarás la manera, si no lo es, encontrarás una excusa.

 

“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”- Mahatma Gadhi.

carmela

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