Emocióname
– ¿Cómo estás? -Le pregunté reiteradamente.
– No lo sé. -Fue de nuevo su contestación.
– ¿Cómo te sentías? -Volví a intentarlo
– “Raro”… no sé cómo llamarlo.
Llevábamos horas dando vuelta a la misma pregunta sin obtener una respuesta distinta. Era un chico brillante, un genio. Un compositor melómano con el que podías pasar horas debatiendo sobre instrumentos, acordes, bandas sonoras … aunque absolutamente incapaz de poner nombre a sus emociones. Dominaba a la perfección piano, guitarra, partituras y acordes pero no podía liberar con palabras sus sentimientos.
Era un difícil punto de partida. Cuando quedaban pocos minutos para que se marchara se me ocurrió plantearle una idea:
– ¿Podrías componer una canción que exprese tu vida? Emocióname. -Su cara fue una mezcla de asombro y satisfacción… eso sí que era una tarea sencilla para él.
Al cabo de los días apareció, CD en mano. En él una larga canción de diez minutos. Fue escuchar las primeras notas y percibir en ellas, expresados a la perfección, los sentimientos, emociones, pensamientos que había vivido durante cada etapa de sus últimos años. Le pedí que me interpretara las canciones igual que un autor, cargado de orgullo, da conocer su obra al público y llegaron como un torrente todas las palabras calladas hasta entonces: Decepción, ira, nostalgia, alegría, sorpresa, tristeza… Fue un momento especial.
Cierto es que por miedo al rechazo, por evitar conflictos y otros motivos a menudo nos resulta difícil exteriorizar lo que llevamos dentro. Incluso dicen que hay personas que no son capaces de comunicar sus emociones, sin embargo no estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación. Creo que continuamente estamos transmitiendo lo que sentimos interiormente, es un mecanismo sano e innato a nosotros, eso sí, no todos lo hacemos de la manera convencional que se espera, con palabras o largas frases.
Cada uno utiliza el canal en el que más cómodo se siente, depende de la persona y del momento y lo más importante es que podamos encontrar esa forma de liberarnos y de aliviar nuestra carga emocional.
Las personas se expresan a través de la pintura, de la escritura, de sus gestos, del baile, de la cocina, de su manera de hacer deporte, de su forma de vestir… estamos continuamente sacando sentimientos a través de nuestros actos. Dichas emociones NO deben reprimirse si no GESTIONARSE porque la gran realidad es que al final siempre salen. Es básico para nuestro bienestar ponerles nombre, detectar qué las está provocando y saber canalizarlas de la manera más sana.
“Podrás esconder tus pensamientos pero tus emociones te delatan aunque no te des cuenta”- David Fichman