La vida en rosa
Mañana vuelvo a visitar una de mis ciudades favoritas y que mejores recuerdos me traen: Paris, oh lala!
Cuando me doy cuenta voy tarareando por casa, mientras preparo mi maleta, esa pegadiza melodía de “La vie en rose” de Edith Piaf. Igual que ella, hoy veo la vida de color de rosa ante la perspectiva de ese esperado viaje. Y es que habitualmente, sin ser conscientes de ello, estamos usando gafas de colores para percibir la realidad. Es un mecanismo de distorsión del pensamiento que en Psicología llamamos “filtro mental”. Salvo que lo más frecuente es que las lentes que nos colocamos no sean precisamente de ese amable tono.
Lo hacemos a menudo pero nos influye especialmente en esos períodos en los que estamos tristes o deprimidos. Te propongo un pequeño experimento:
– Durante medio minuto, busca a tu alrededor todos los objetos que puedas de color AMARILLO.
– Sigue leyendo sólo cuando hayas acabado de mirar.
– Ahora deja de mirar y piensa que objetos has visto de color rojo (No me he equivocado, rojo).
– Después de haberlo pensado, gira la cabeza y busca los objetos de color rojo. Lo normal es que te hayas dejado la mayoría. ¡Es fascinante! Pero, ¿Por qué sucede esto?
Nuestra atención es selectiva y tiende a ver sólo aquello en lo que estamos centrados. Este fenómeno tan sorprendente se debe a que en el tallo del cerebro existe una estructura, llamada “sistema reticular activador ascendente” cuya misión es dirigir la atención hacia aquello que es más relevante para nosotros. Generalmente, recibimos infinidad de estímulos sensoriales a cada instante de nuestras vidas…Por eso nuestro cerebro y sistema nervioso actúan como una especie de “colador” que filtra y transforma los datos y los interpreta.
La realidad es tamizada por nuestro cerebro y sólo acaba pasando aquello que confirma nuestros pensamientos y emociones. Así, por ejemplo, en una persona depresiva tiene una percepción que anula todo lo positivo y agradable de la vida, todo eso se sustituye por lo oscuro y desagradable. Por eso, esta persona no ve nada ilusionante porque su pensamiento se encarga de seleccionar un aspecto negativo y teñirlo todo de negro a pesar de que haya otros puntos que lo contradigan.
Este hábito es peligroso ya que además de causarnos angustia y sufrimiento nos impide buscar soluciones reales a nuestros problemas. No nos permite resolver dificultades de convivencia, al centrarnos en lo que nos disgusta de cada persona. Hace que tengamos una visión pesimista de la vida. No nos deja valorar lo positivo y lo bueno, impidiendo nuestra alegría y nos hace tomar decisiones precipitadas que suelen ser perjudiciales.
Estamos muy malacostumbrados a bombardearnos a nosotros mismos y a los demás con mensajes que no hacen justicia a lo que somos y a lo que sucede ahí fuera.
La solución no es ignorar lo malo que nos ocurre, sino saber relativizarlo y darle la importancia que se merece. Hoy en día se llama “resiliencia” y hace referencia a nuestra capacidad de resistir y reaccionar con la misma fuerza positiva para contrarrestar el suceso estresante; es decir, en lugar de preguntarme: “¿Porqué a mi?” “Siempre me pasa igual” “Nunca aprenderé”, etc paso a decirme: “¿Qué puedo hacer diferente?, ¿Qué he aprendido para que no me vuelva a pasar?, ¿Qué ha ido bien?, ¿Qué ha ocurrido otras veces?, ¿Realmente es tan malo?, ¿Se puede hacer algo para solucionarlo?”
Trata de ser consciente del color de las gafas que llevas puestas para darte cuenta de si estás magnificando u obviando algún aspecto de la situación. Siempre intenta ver las situaciones a las que te enfrentes con una perspectiva global analizando todos los ángulos.
“El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos caminos sino en tener nuevos ojos” Marcel Proust
Elisa
Me ha gustado mucho, aunque lo conocia, siempre viene bien reforzar.
carmela
Gracias Elisa! Conocer y detectar estos mecanismos de distorsión del pensamiento es el primer paso para no dejarnos llevar por ellos. Un abrazo