Ruptura y duelo
Al terminar la sesión, Alfredo me dijo que era consciente de que al fin había pasado página con esa relación que le estaba consumiendo. Hacía tiempo que se sentía anulado, que había dejado de brillar, de respetarse y valorarse y esa falta de confianza le había hecho aferrarse a su ex pareja como a un salvavidas sin darse cuenta de que en realidad era un peso que le impedía nadar hacia adelante.
Terminar una relación, implica experimentar un duelo, y como dice la propia palabra: duelo significa DOLOR.
Se trata de una serie de estados emocionales que necesariamente tendremos que atravesar para poder llegar a aceptar y comenzar una nueva etapa en nuestra vida, pero siempre teniendo en cuenta que el desarrollo y tiempo que tardemos en resolverlo depende en gran manera de la actitud que tomemos ante él.
El duelo se vive de manera muy diferente dependiendo de la duración de la relación, la complicidad, las experiencias vividas juntos, la autoestima, la forma en que se termina y el papel que desempeñamos en la ruptura, siendo en ocasiones especialmente complicado para la persona que es abandonada o que no veía venir ese final.
Suele comenzar con la fase de NEGACIÓN, (“no me lo creo”) durante la cual nos colocamos una venda en los ojos para no ver la realidad de lo que está sucediendo. Nos repetimos que las cosas cambiarán, minimizamos los aspectos negativos como si no importasen y cuestionamos nuestra decisión o la de la otra persona. Se corresponde con el shock inicial de la noticia, y con el mecanismo de defensa de no querer enfrentarnos a esa realidad.
En este momento se debe tratar de evitar conductas que fomenten el propio autoengaño como mantener contacto con la persona. Ya se hará, si se desea, cuando nos encontremos fuertes. También es importante que no insistamos o roguemos a nuestra ex pareja que siga con nosotros. Si alguien ha decidido que no quiere estar contigo las súplicas sólo conseguirán ponerle más difícil lo que finalmente terminará haciendo. Y a ti te harán sentir muy poco respeto hacia ti mismo.
Después de asimilar lo que está pasando y superar el bloqueo inicial, empieza la TRISTEZA y el dolor. Suele haber una tendencia al aislamiento que hay que evitar. Es bueno dejar que salgan nuestras emociones pero también buscar momentos en los que nos podamos distraer. Permítete estar triste, pero no que ese sentimiento se apodere de ti y te arrastre a un hoyo de desolación. Trata de bloquear la información sobre tu ex pareja: A veces la persona que hace el duelo necesita saber del otro, y pregunta, busca en redes sociales, queda con amigos comunes…esto no hace más que aumentar el dolor.
Así mismo recuerda que no debes endiosarle o pensar exclusivamente en los mejores momentos pasados con él o ella. Se trata de ser justo y comprender que siendo yo o siendo la otra persona quien finalice la relación, ésta estaba fallando, algo no iba bien, o puede que se tratase de una relación tóxica.
En estos momentos el MIEDO aparece con bastante frecuencia. Suele ser temor a lo desconocido, a estar solos, a qué me deparará el futuro, a enfrentarse a nuevas tareas o funciones que llevaba la otra persona y que no me veo capaz de hacer. Sé objetivo, no te dejes llevar por pensamientos negativos, recuerda quien eras antes de estar con esa persona y cree en ti mismo.
Otra de las emociones más comunes en un proceso de duelo es la IRA, a veces en forma de enfado, y otras como rencor. Puedes sentir la necesidad de venganza o castigo ya que una vez que has tomado conciencia de lo que ha ocurrido, a veces se vive la ruptura como un ataque personal o una injusticia.
Es sin duda una de las emociones más peligrosas, porque es muy fácil quedarse “atrapado” en ella. Pensar que es la peor persona del mundo o desearle mal, no hará que te encuentres mejor. El odio solo genera malestar a quien lo sufre. Intenta pensar más en tu bienestar que en su malestar.
EL DESCONTROL ocurre cuando encuentras nuevas fuerzas para enfrentarte al mundo y experimentas arrebatos de actividad, de salir, arreglarte de nuevo, cuidarte más físicamente… todo esto refleja, al fin y al cabo, necesidades de cambio en otras áreas. Es positivo, siempre que no caigamos en el caos y en el riesgo de empezar nuevas relaciones como sustitución sin haber cerrado la herida de la anterior.
A menudo, conforme avancemos en el proceso de superar la ruptura puede aparecer la NOSTALGIA, aunque no necesariamente se trata de echar de menos a nuestra anterior pareja, sino más bien la vida de pareja, la ayuda y la compañía de vivir con otra persona. Es una etapa óptima para hacer una revisión del papel que has tenido en otras relaciones, qué necesitas cambiar en un futuro, etc.
Finalmente llega el momento de la SERENIDAD y ACEPTACIÓN. Necesitas estar bien, ya te has cansado de pasarlo mal y quieres pasar página y continuar con tu vida. Comienzas a retomar los contactos sociales y muchas rutinas. Eres capaz de exponerte a situaciones y lugares que has estado evitando. Ya no te aferras a ninguna idea de volver, ni al recuerdo de esa persona, te sientes liberado y capaz de rehacer tu vida (llegado el momento).
El camino ya se ha hecho, y si se ha hecho bien, seguramente has aprendido y crecido gracias a él.
“Así como en la vida existe el pasado, presente y futuro, en las emociones existe el perdona, olvida y continúa”
Sonia
Aceptar una ruptura, aunque a veces sea necesario, es muy duro. Seguiré tus consejos para ayudar a que sea menos doloroso. Gracias