Ansiedad

Ansiedad

Ayer me preguntaba una amiga porqué decidí especializarme y orientar gran parte de mi formación profesional hacia un campo tan específico cómo es LA ANSIEDAD. Haciendo memoria recordé los tres los motivos principales que me llevaron a ello.

Durante los años que estuve trabajando junto a mi padre me llamó mucho la atención que más del 90% de las personas que acudían a él en busca de ayuda presentaban signos ansiógenos. Ya viniesen motivados por un conflicto familiar, una adicción, una pérdida o un miedo, todos tenían en común la presencia de alguno de los síntomas de esta temida señal de alarma. Y es que, al fin y al cabo, se trata de un desagradable aviso que nos da nuestro cuerpo de que algo no va (o no ha ido) bien en nuestro interior. Me pareció sorprendente el poco tiempo que le dedicamos a este tema en los estudios universitarios y pensé: “Si se trata de algo tan común en la vida del ser humano ¿Porqué nadie nos ha enseñado a enfrentarnos a ella?”

Aún tuvo más peso en mi decisión cuando una tarde difícil de olvidar tuve la oportunidad de experimentar la pérdida de control sobre mi respiración, la taquicardia, la percepción de pérdida de equilibrio y toda la orquesta de síntomas que acompañan a esta afección. Lo llamo “oportunidad” porque realmente así lo considero. Haber vivido aquellas sensaciones me permitió entender la primera demanda con la que acude a la consulta la gente que presenta ansiedad: Buscan EMPATÍA. Y es que las personas se sienten muy solas en su sufrimiento ya que resulta complicado, a ojos de quien no la ha padecido, entender porque aparentemente sin ningún motivo se desencadenan esa serie de reacciones tan fuertes en la persona que la vive.

Pero lo más importante, lo que me impulsó definitivamente fue el hecho de comprobar que la ansiedad, sobre todo en su estado inicial y medio SE PUEDE controlar con las herramientas adecuadas. No es un camino fácil y supone un duro entrenamiento mental y físico pero lo mejor es que una vez que se aprende nunca se olvida.

He aprendido a lo largo de mi experiencia que el manejo de la ansiedad se basa en cuatro pilares fundamentales:

Poner orden en tu vida. La ansiedad es CAOS y ante eso uno debe detenerse a repasar qué está haciendo, dónde esté invirtiendo (o en ocasiones malgastando) su energía y qué áreas de su vida está desatendiendo.

Poner orden en tus ideas. Es importante detectar que creencias erróneas están boicoteándonos y creando un sufrimiento innecesario para poder sustituirlos por otros más saludables que nos hagan crecer y seguir adelante.

Aprender a relajar cuerpo y mente. Controlar tu respiración, relajar tus músculos, disminuir el nivel de excitación del cuerpo, conducir tus pensamientos para que ellos no te lleven a ti… son herramientas indispensables en el manejo de la ansiedad.

Conseguir recursos. Hay innumerables recursos que contribuyen a bajar esa sobreactivación mental y cada uno debe encontrar el que sea eficaz para él. Me gusta combatir la ansiedad con los cinco sentidos, pero eso merece todo un artículo aparte para exponerlos.

Me quedo con esta frase de Paulo Cohelo: “Aunque la ansiedad sea parte de la vida nunca dejes que ella controle tus movimientos”. No te conformes con que sea una parte de ti, aprende a manejarla para que ella no lo haga contigo.

carmela

3 Comentarios

    1. Me ha gustado mucho, es muy instructivo

      Un saludo

    1. Muy bueno

    1. Yo lo sufrí en los 90 y gracias a tu padre pude superarlo, siempre estará en mi corazón.

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