Pasar página

Cualquiera de nosotros hemos podido en algún momento de nuestra vida quedar encallados en situaciones dolorosas cómo la perdida de alguien querido, separaciones, desencuentros…etc. A veces también el recuerdo de alguna experiencia del pasado que sigue reviviéndose en la actualidad y causando el mismo dolor emocional (o incluso mayor que cuando ocurrió) sigue ahí, sin dejarnos avanzar

Es necesario permitirse estar mal, forma parte del proceso de “curación”. No se trata de intentar animarnos a toda costa, ni distraernos de forma compulsiva con mil actividades que nos impidan pensar. Sentir dolor  es sólo un signo más de nuestra naturaleza humana y para asumir la situación hay que dejar pasar un período de tiempo a fin de reconducir nuestra vida sin prisas.

El problema es que no siempre se consigue, y a veces sentimos que no podemos seguir hacia adelante porque la pena nos invade y nos paraliza. Y ese malestar puede llegar a inundar todos los momentos del día, cronificando los pensamientos e incapacitándonos para centrarnos en algo que no esté relacionado con nuestra tristeza.

En esos momentos cuando entramos en la espiral, comenzamos a dar vuelta y más vueltas pensando que ya nada volverá a ser igual, esto puede llevarnos a la inactividad y a la tristeza más absoluta; así como a la búsqueda de alguien que pueda llenar ese hueco, casi de forma obsesiva.

Pero nadie puede llenar nuestros vacíos, ya que los demás están ocupados llenando los suyos. Más bien, tendremos que aprender a fomentar nuestra independencia, si queremos sentirnos fuertes y con capacidad para tomar decisiones. Solemos ajustar nuestra conducta a nuestros pensamientos, por tanto, si pensamos que somos desgraciados, así nos comportaremos.

Modificar esto, pasa por introducir cambios. Pueden ser incómodos, cambios que no apetecen; por eso a veces nos instalamos en ese malestar. El hacer cosas diferentes suele provocar miedo e incertidumbre, y esto nos mantiene pasivos creyendo que las cosas cambiarán por sí solas o que alguien podrá hacer algo para darle la vuelta a nuestro estado.

La realidad es que somos los únicos responsables  de pasar página para comenzar una nueva etapa, es algo que sólo de nosotros depende.

A menudo, aceptar es el primer paso para seguir adelante. Cuando puedas hacer algo por cambiar las cosas… ¡hazlo! Pero, cuando no puedas, no malgastes tu energía pensando en cómo sería todo si la situación fuera diferente. Lo que no está a tu alcance no debería hacerte perder el tiempo. Con lo que puedas lucha hasta el final, pero con lo que no… déjalo ir.

Lo que está claro es que dado que no puedes modificar ciertas cosas no deberías permitir que determinadas circunstancias marquen tu futuro. Eres el dueño de tus decisiones por tanto el camino lo marcas tú, independientemente de tu pasado. Puedes decidir qué vas a hacer a partir de ahora y no deberías dejar ni por un momento que tu pasado te limite.

Expresa lo que sientes. Debemos permitirnos sacar cualquier emoción con la que conectemos. Grita, llora, expresa lo que sea hasta que te quedes tranquilo, una y otra vez, las ocasiones que haga falta. Pero una vez que te has desahogado es necesario que toques fondo y llegue el momento de pasar página. Dejar de repetirte las mismas cosas y hacerte las mismas preguntas. De otro modo sentirás que estás atascado en un punto en el que no puedes salir. Hay que parar el pensamiento y esforzarnos en mirar hacia otra dirección.

Es importante soltar cualquier esperanza. No podemos seguir alimentando la idea de que quizás… algún día…habrá un cambio… se dará cuenta de que…etc. Todo eso no nos ayuda en absoluto, al contrario nos aísla e impide que podamos continuar hacia adelante.

Como ya comentamos en el último artículo, esfuérzate en perdonar. El perdón es soltar, aligerar la carga, madurar, crecer… Es decidir hacerlo no para el otro si no para nosotros mismos.

Trabaja ahora para fortalecer tu autoestima ya que eso es lo que más se daña cuando sufrimos una pérdida. De repente nos vemos como poco valiosos y prescindibles. Es imprescindible hacer un proceso para fortalecernos y recuperar el amor, respeto y admiración por nosotros mismos.

Céntrate en nuevos objetivos. Una de las sensaciones más frecuentes en estas situaciones es la de sentirnos a la deriva. Establecer nuevas metas es imprescindible para avanzar en ese proceso de crecimiento.

 

“No podrás leer el siguiente capítulo de tu vida, si continúas releyendo el último…”

carmela

2 Comentarios

    1. Cuando me dejó mi expareja tras 12 años de relación pensé que nunca volvería a enamorarme. Ahora tras pasar algunos años solo, viajando, trabajando y haciendo amigos, vivo feliz e ilusionado de nuevo.

      1. A veces lo que pensamos que es el final se convierte en el comienzo de algo mejor. Hay que ver las oportunidades. Gracias por tu comentario.

Deja un comentario

© Carmelaortuno.es 2014 - Diseñado por JordiGomis